Sánchez intenta frenar a Torra privilegiándole con un cupo fiscal como el vasco
Las bases del PSOE nunca han respaldado el cupo
Cataluña aporta unos 8.000 millones de euros al sistema de solidaridad regional
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ofrece a Quim Torra aplicar los privilegios del cupo fiscal en Cataluña, como sucede actualmente con el País Vasco. El mismo Sánchez que aseguró en noviembre de 2017 que Cataluña debía seguir dentro del sistema general de financiación ha pasado a una segunda versión: la de ofrecer al presidente de la Generalitat pasar a tener los mismos privilegios fiscales que tienen los vascos gracias al sistema de concierto económico.
Esto se traduce en dar prácticamente independencia económica a los catalanes y la capacidad de poder recaudar ellos los impuestos, comunicar los ingresos que logran y negociar cada cinco años un cupo con el que salden los servicios prestados por el Estado en esa comunidad autónoma.
El ofrecimiento ha sido ya comunicado a la Generalitat. Y, de hecho, forma parte de la reforma estatutaria que el pasado lunes ofreció el presidente del Gobierno a Torra: un nuevo estatuto abierto a “todo lo que permita la ley”, como señalan los conocedores del plan. Y en esa ley ellos consideran que está incluido aplicar el trato fiscal vasco y navarro a Cataluña, pese a que lo cierto es que el sistema de concierto y fueros está recogido en la Constitución y no exclusivamente en una ley.
Las bases del PSOE nunca han apoyado el cupo
El respaldo al cupo nunca ha sido bien acogido por las bases del PSOE. De hecho cuando en noviembre de 2017 el PSOE votó a favor de la ley del Cupo vasco lo hizo con el fin de acercar posiciones a PNV y empezar a trabajar posibles alianzas de cara a la moción contra Rajoy que posterior y efectivamente llegó.
Las quejas internas no tardaron en llegar hasta el despacho de Pedro Sánchez. Pero el fin justificó los medios. Y Sánchez se enfrentó entonces a la mayoría de sus propios barones -Andalucía, Asturias, Castilla La Mancha y Valencia- que le pedían no respaldar el Cupo vasco porque para él era mejor contentar al PNV que atender las demandas de un aumento de los fondos regionales de sus propios feudos.
La escena se ha vuelto a repetir. Pero ahora directamente en territorio catalán. El presidente del Gobierno quiere una tregua en Cataluña. Quiere ganar tiempo para conseguir alargar la legislatura. Y claramente Torra no está por la labor. Y en esa tesitura, Sánchez volvió a tirar de interés propio y abrió la posibilidad a esta medida fiscal.
La contestación de los separatistas no tardó en llegar en forma de desplante: “No queremos autogobierno. Queremos independencia”, respondieron de inmediato desde la Generalitat.
Un desastre económico para el país
El desastre económico que podría suponer esta medida es notable. País Vasco y Navarra no llegan a sumar un peso del 10% del PIB nacional. Cataluña, sin embargo, casi el 20%. Y eso significa que sacar a Cataluña del sistema general equivaldría a perder su aportación al sistema nacional de solidaridad del resto de regiones. Porque desde el sistema de concierto se paga por los servicios prestados por el Estado en ese territorio. Y se abona desde la confianza de que las cifras de recaudación propias que se comunican son correctas. Dos premisas que en el caso catalán servirían obviamente para reducir la aportación al resto de territorios.
Según las balanzas fiscales, Cataluña aporta unos 8.000 millones de euros al sistema de solidaridad regional. Es la mitad de lo que aporta Madrid. Pero lo cierto es que equivale también, y justo, a lo que recibe Andalucía. Por lo que mantener esas transferencias de solidaridad sin la aportación de Cataluña sería muy complicado.